martes, 23 de septiembre de 2014

Entrevista sobre la serie de Talleres de Correspondencias en "Imágenes del Sur"

“Construimos cartas fílmicas para expresar de otra manera la comunicación”


http://imagenesdelsur.cicbata.org/?q=correspondencias

Entrevista con Miguel Ángel Baixauli, docente de los talleres “El audiovisual como herramienta de transformación social”
A principios de junio, la facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Sevilla acogió el taller “El audiovisual como herramienta de transformación social”, impartido y dirigido por el cineasta y educador Miguel Ángel Baixauli.  En esta formación los participantes han ahondado en las técnicas y estilos extraídos de la tradición del cine documental y de las experiencias de correspondencias fílmicas. Ha sido una formación puramente práctica, elaborando tres video-cartas que sirven para iniciar el contacto y la comunicación con jóvenes de México y de Argentina, previamente identificados por las organizaciones Ojo de Agua Comunicación y Wayruro Comunicación Popular, respectivamente.
Conversamos con Miguel Ángel Baixauli. Se adscribe a la corriente de cine ensayo, es decir, “reflexionar a través del cine sobre las posibilidades que tiene éste como medio de conocimiento y pensamiento”.

                             



¿Cuáles han sido los objetivos pedagógicos?
He pretendido dar una visión del cine y de los instrumentos audiovisuales diferente al uso más extendido y común, una comprensión alejada de la visión de instrumentos de entretenimiento y lenguaje de espectáculo que profundice en el potencial de estos dispositivos para el pensamiento y el conocimiento. El objetivo ha sido desplazar la mirada predominante que se tiene del cine para entenderlo como un instrumento de conocimiento y como una forma de escritura.

¿Cómo suelen reaccionar las personas ante ese cambio de “mirada”?
En general, a las personas no les cuesta realizar el desplazamiento porque la historia del cine y de los medios es muy desconocida. Enseguida entienden que existen históricamente unos usos que desconocían, y cómo predomina el enfoque de entretenimiento y espectáculo sobre esos usos alternativos. Me suelo encontrar más reticencias con los estudiantes de comunicación audiovisual porque se les adoctrina desde la visión convencional de espectáculo y entretenimiento y de comunicación industrial, desde un enfoque que me parece muy útil para un sistema capitalista neoliberal.

En tus talleres todo el mundo participa. ¿Cómo has desarrollado tus sesiones?
A través del uso práctico del cine en el aula para construir colectivamente una carta audiovisual, haciendo que todo el mundo participe. Todos los participantes han tenido que hacer una puesta en escena propia, tareas de dirección y funciones técnicas para que esas puestas en escena se filmen. Por último, el montaje es una acción colectiva, aunque por la duración de los talleres la ejecución técnica de la edición debo realizarla siempre yo mismo. Para mí la importancia fundamental radica en el proceso, y por eso intento que la construcción de imágenes y el uso de la herramienta sean lo más participadas posible e incluso que queden reflejados en el trabajo final (un documento sobre un aprendizaje, un diálogo entre personas concretas que están teniendo una experiencia de conocimiento).

¿Qué es una video-carta?  
La correspondencia fílmica es un diálogo a través de un intercambio de cartas filmadas que plantean dos interlocutores. En la historia del cine se han ido construyendo cartas fílmicas desde la década de 1950. A partir de entonces, se han producido muchas experiencias, pero casi todas solamente se conocen en un ámbito minoritario. La historia del cine en general, como la historia de la música del siglo XX por ejemplo, es realmente muy desconocida para el gran público, debido sobre todo a la saturación informativa y a la inflación de productos audiovisuales de actualidad. Hubo un acontecimiento importante a principios del siglo XXI en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona entre cineastas actuales muy importantes aunque bastante desconocidos por el gran público, quienes realizaron unas experiencias muy interesantes en torno a las nuevas posibilidades de diálogo de estas correspondencias fílmicas. A partir de ese ejemplo, yo empecé a trabajar con correspondencias fílmicas pero desplazando el uso individual entre cineastas por la interlocución colectiva entre personas que realizan aprendizajes sobre el cine.

¿Cuál es el valor de una video-carta?
El valor reside en hacer concretos a los interlocutores, en ponerles cara, teniendo claro a quién va dirigido lo que hacemos. Es un proceso de construcción de conocimiento. En general, cuando se habla de cine, desde la lógica industrial, no se habla de un público real, concreto, sino que te diriges a un mercado porque vendes un producto-espectáculo. Con las cartas fílmicas y el trabajo que estamos realizando en este proyecto los públicos se construyen de manera directa y concreta. Nos centramos en cómo se construyen los discursos y los públicos, el interlocutor real son personas concretas, no ese público abstracto generado por los métodos de marketing y la publicidad generalizada.

Pero una vez construidas las video-cartas, ¿se pueden difundir a cualquier público?
Las video-cartas no las construimos ni para convencer ni para vender, sino para expresar cosas entre personas concretas. Una vez establecido ese diálogo, se trata de obras fílmicas que pueden ser mostradas e incluso estar dirigidas a cualquier otra persona, ajena en principio al proceso. Los procesos no solamente sirven para comunicar cosas, sino para experimentar cómo se construye la propia comunicación e investigar en nuevas formas de expresión. Con las video-cartas trato de investigar en nuevas formas de escritura y de expresión cambiando las fórmulas comunicativas convencionales, profundizando en el conocimiento y la reflexión sobre el propio medio audiovisual. Es en realidad una especie de cine-ensayo.

¿Crees que se han cumplido los objetivos del taller de Sevilla?
Sí, teniendo en cuenta las evaluaciones de los participantes, que dicen -a grandes rasgos- que han recibido más de lo que esperaban. Inciden en una idea fundamental: descubrimiento de una percepción nueva del cine que nunca habían tenido. Se han dado cuenta que para hacer cine hace falta poco y que todo el mundo puede ser director y actor. ¡No hace falta imitar gestos de Hollywood! Cualquier colectivo o persona puede generar cine.

Pronto podemos ver las video-cartas resultantes del taller. ¿Sobre qué temática versan?
Una trata sobre la relación de las personas participantes con la ciudad donde viven, y ahonda en el propio proceso de elaboración de una video-carta por estas mismas personas. Otra indaga sobre la relación entre comunicación y género, y la tercera, que se titula “Aquí y allá” y está hecha fuera de las horas del taller, consiste en una entrevista más convencional hecha a los dueños de un restaurante peruano.

¿Y ahora qué?
En cuanto tengamos acabadas las tres video-cartas, la correspondencia arranca desde aquí.
A partir de la primera, los colectivos con los que trabajamos en América Latina están invitados a responder.



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